
Las niñeces como protagonistas del presente
Consuelo Herrera Monsalve,
Socióloga.
Durante agosto, miles de personas comienzan a alistarse para el día de la niña, niño y niñe, el que tiene un origen comercial, puesto que el oficial es el día 20 de noviembre, cuando se aprueba la Declaración de los Derechos del/la Niña/o en 1959. Si bien esta es una forma de mirarles y hablar de las niñeces, sabemos que se les invisibiliza profundamente, ¿Cómo se hace esto? por ejemplo, nombrándoles como las “generaciones futuras” o “venideras”.
Las niñeces no son el futuro, sino que el presente, un presente que hoy en nuestro país está caracterizado por un aumento en la violencia contra ellas/es y las mujeres debido a la pandemia, según datos de UNICEF (2021), donde el confinamiento ha hecho que sus agresores estén más tiempo junto a sus víctimas. Por otro lado, nos encontramos con los allanamientos contra el pueblo mapuche, que siguen atentando contra la niñez que reside en las comunidades, así también está la situación de la niñez que se encuentra en SENAME, que sigue estando continuamente violentada por el estado y las instituciones que lo mantienen y, últimamente, también se ha mostrado la situación que viven miles de niñas/os que están hospitalizados, que no tienen acompañamiento de sus familiares o tutores. Podríamos seguir con las actuales vulneraciones a sus derechos, pero no queremos sembrar morbo o lamentaciones, sino que dar espacio a la reflexión colectiva para cambiar estas realidades.
Ante ello, es urgente que la niñez pase de ser un tema privado, que comúnmente sólo se plantea en los hogares o con aquellas personas que conviven día a día con niñas/os/es, para ser un eje común de la sociedad. Hablar de niñeces es hablar de la necesidad de instaurar transformaciones sociales fundamentales que permitan cambiar las actuales discriminaciones, vulneraciones y sesgos que viven, para así lograr una niñez libre y feliz.
Sabemos que los problemas de salud mental de la niñez en Chile son preocupantes, pero más que atacar el síntoma, debemos ir al problema: una sociedad profundamente desigual, que no les escucha ni da espacio a sus opiniones ni tampoco les considera en el presente. No basta con enarbolar discursos que digan “la niñez primero”, si esto no tiene consecuencias en la realidad. Actualmente, nuestro país está pasando por cambios políticos y sociales cruciales, donde no se han garantizado formas de participación efectiva y vinculante de las niñeces y juventudes, ¿Cómo es que están primero, si ni siquiera se les tiene en cuenta para saber qué piensan a la sociedad actual? Si bien una serie de agrupaciones e instituciones han creado estrategias para poder contemplar sus visiones, aún falta mucho para poder contemplarles realmente.
Las niñeces tienen opinión propia y son sujetas/es de derecho, no son objetos o muebles que pueden ser modelados a conveniencia de otras personas. Nuestro papel como adultas/es, madres, padres y cuidadoras/es, en genera, es guiar y acompañar de manera amorosa, responsable y colaborativa en sus propias vidas, por lo que es momento de dejarles de ver como “menores” (concepto que ya no se utiliza desde que Chile ratificó la CIDN) y comprender que ellas, ellos y elles son protagonistas de nuestra realidad, con la capacidad de incidir, crear y soñar una nueva sociedad.
*¨CIDN: Convención sobre los derechos de la niñez.