[CURSO] Comunicar con mirada interseccional: Abordajes y diálogos  interdisciplinarios

En ONG Amaranta iniciamos el año dictando el curso de extensión: «Comunicar con mirada interseccional». Está dirigido a personas, instituciones y equipos que  deseen adquirir herramientas para una comunicación integral, para así trabajar  adecuadamente con grupos que enfrentan barreras en el acceso a sus derechos,  sin replicar estereotipos, prejuicios y estereotipos que refuerzan las desigualdades  socialmente existentes. En cada módulo se abordarán también las intersecciones  existentes entre los grupos mencionados, con el objetivo de promover abordajes  situados y críticos.

El objetivo es facilitar contenidos teórico-prácticos para un manejo comunicacional con  perspectiva de derechos para mujeres, disidencias, niñez, personas mayores y  personas en situación de discapacidad.

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Sí po, Amaranta aprueba una nueva constitución para Chile

 

SÍ PO

Como Amaranta ONG manifestamos nuestra postura de aprobación de una nueva Constitución Política redactada por una Convención Constitucional. En Chile la Constitución Política actual, creada en dictadura cívico-militar, bajo una visión masculina neoliberal, además de tener un origen ilegítimo, ha perpetuado la desigualdad estructural imperante en el país y que afecta, principalmente, a grupos históricamente discriminados, entre ellos las mujeres. La Carta Fundamental del año 1980 consagra precariamente derechos sociales, siendo su acceso efectivo y sin discriminación supeditado a la capacidad económica de quien quiere acceder efectivamente a estos derechos (como si se tratara de bienes de consumo), tampoco existiendo mecanismos judiciales efectivos que permitan exigir su cumplimiento.

Además, urge una Carta Fundamental que consagre derechos propios de las mujeres, y con ello una transversalización de la perspectiva de género, no solo en el catálogo de derechos fundamentales, sino a lo largo de toda la Constitución, siendo un paso importante para superar las brechas de género actualmente existentes.

Una nueva Constitución Política es necesaria, no solo por su falta de legitimidad, sino que debe sentar un piso mínimo de derechos sociales que permitan avanzar en las profundas reformas sociales, económicas y políticas que el país requiere. Esta, además, debe ser una Carta Fundamental creada por todas y todos, y no bajo cuatro paredes desde una sola visión, como ocurrió durante la dictadura cívico-militar. Una Constitución que, esta vez, incluya la voz de aquellas/os que históricamente han sido invisibilizadas/os como las mujeres, pueblos originarios, afrodescendientes, disidencias sexuales, migrantes, personas en situación de discapacidad, niños, niñas y juventudes (y un largo etcétera).

También esperamos que, respecto a todas las violaciones a los derechos humanos que han ocurrido desde el 18/O, exista un verdadero proceso de justicia, verdad, reparación y no repetición.

Finalmente, y en el actual contexto, llamamos a seguir informándonos y educándonos en torno al proceso constituyente.

Equipo Amaranta

 

A 45 días de protestas en Chile: La revolución también será feminista

Reporte de las periodistas de ONG Amaranta, Cecilia Ananías y Karen Vergara

Chile ya acumula un mes y medio de manifestaciones sin mayores respuestas desde el Gobierno, más allá del insuficiente paquete de medidas parche, anunciado por el presidente Sebastián Piñera en la primera semana de la crisis, la cual fue prontamente opacada por sus discursos apelando a la represión, las mayores facultades a las policías y su negación de la realidad presentada por organismos internacionales; tanto Amnistía Internacional, como Humans Right Watch, han señalado claramente que la cantidad de personas mutiladas, violentadas sexualmente y la alta cifra de detenidos se han desarrollado bajo flagrantes violaciones a los Derechos Humanos.

El parlamento, intentando apaciguar las aguas y aprovechando el momento histórico, decidió poner en marcha un acuerdo para un plebiscito que permitiera cambiar la Constitución que heredamos de la Dictadura. Este acuerdo, ideado entre las cuatro paredes del Congreso no fue capaz de calmar las movilizaciones, puesto que no abordó el cese de la violencia policial. El mismo presidente, dos días antes del acuerdo, había jugado con las emociones de todos los chilenos y habitantes del territorio, al hacer esperar una cadena nacional por más de dos horas, instalando entre periodistas y analistas políticos la idea de una nueva militarización y despliegue del Estado de Emergencia; situación que finalmente no ocurrió y frente a la cual el mandatario se refirió en su discurso, afirmando que había optado por diálogo y no la fuerza, como si fuera una  especie de sacrificio por el cual deberíamos agradecerle. Seguir leyendo

Repensar el Derecho a la Verdad, Justicia y Reparación en Chile desde una perspectiva de género

Por Natalia Bórquez, abogada y Consuelo Herrera, socióloga, ambas de ONG Amaranta.

Las violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos de las últimas semanas en manos de agentes estatales no pueden estar ajenas a un proceso de verdad, justicia y reparación que tome en consideración a todas las víctimas y especialmente a quienes históricamente han vivido violencia, como han sido las mujeres.

El reciente “acuerdo por la paz” no puede pretender ser tal si no contempla y asegura justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición para las víctimas y la sociedad. No pueden ser sólo gestos, saludos a la bandera o anuncios sin peso, se necesitan garantías reales y concretas para que nunca más vuelvan a ocurrir estos hechos en el país, tal como lo plantearon hace 40 años aquellas/os que lucharon contra la dictadura cívico militar en Chile y que hasta el día de hoy siguen trabajando porque se reconozcan los delitos de lesa humanidad cometidos contra miles de detenidas/os, torturadas/os y desaparecidas/os. Seguir leyendo

A 10 días de la crisis en Chile: Cómo volver a la normalidad, si aún no se seca la sangre

Informe de Cecilia Ananías Soto y Karen Vergara Sánchez,
periodistas de ONG Amaranta.

(*) Esta nota fue escrita el martes 29 de octubre y estamos contando la crisis desde el sábado 19, que fue cuando se sumaron a las movilizaciones distintas ciudades del país. Mas, las protestas comenzaron antes en Santiago.

Hace diez días que el descontento social en Chile reventó en forma de gritos, cacerolazos y barricadas, movilizando a millones de personas. Fue así que “el jaguar de Latinoamérica”, como los economistas chilenos en los años 90’ describían a nuestro país, se sacó la máscara, revelando que solo era un lugar donde la desigualdad se acumulaba bajo la alfombra, ante la pasividad de sus habitantes y la ceguera de sus autoridades.

Las movilizaciones explotaron con tremenda fuerza, ante un Gobierno atónito, siendo calificado por la Primera Dama, Cecilia Morel como “alienígena”. Su primera respuesta: declarar Estado de Excepción y sacar a fuerzas policiales y militares a las calles, en directo enfrentamiento con los y las manifestantes, que fueron víctimas de disparos y fuerte represión por parte de Carabineros.

Habían transcurrido menos de tres días de Estado de Emergencia y el mismo presidente, Sebastián Piñera, afirmó que se trataba de “una guerra”, aunque el enemigo solo sostuviera letreros, cucharas y ollas. El saldo de esta decisión: 20 personas muertas (información corroborada hasta este momento), más de 3.500 personas detenidas, 1.100 personas heridas, según informaciones desde el Gobierno e informes del Instituto Nacional de Derechos Humanos, hasta la mañana del martes 29 de octubre. Además de esas cifras la Defensoría de la Niñez, señala que 19 niños, niñas y adolescentes recibieron impactos de perdigones, 18 fueron víctimas de daño físico y más de 240 fueron detenidos.

Pero eso no detuvo las movilizaciones: a pesar del cansancio de las continuas marchas y el miedo y angustia por la represión, el viernes 25 de octubre se logró convocar a la marcha más grande de Chile, la cual reunió a más de 1 millón doscientas mil personas, solo en la capital; escenario que se repitió en regiones y ciudades de todo el territorio. Las calles se vieron desbordadas de protesta, en postales que pasarán a la historia. Con esto se probó que, a pesar de los continuos intentos por criminalizar las manifestaciones, estas siguen siendo representativas del malestar que aqueja a todos los chilenos y chilenas: la profunda necesidad de una vida digna, donde no esté privatizado cada derecho social. Las movilizaciones han sido descritas como las más convocantes luego del plesbicito que terminó con la dictadura de Augusto Pinochet. Seguir leyendo