A 45 días de protestas en Chile: La revolución también será feminista

Reporte de las periodistas de ONG Amaranta, Cecilia Ananías y Karen Vergara

Chile ya acumula un mes y medio de manifestaciones sin mayores respuestas desde el Gobierno, más allá del insuficiente paquete de medidas parche, anunciado por el presidente Sebastián Piñera en la primera semana de la crisis, la cual fue prontamente opacada por sus discursos apelando a la represión, las mayores facultades a las policías y su negación de la realidad presentada por organismos internacionales; tanto Amnistía Internacional, como Humans Right Watch, han señalado claramente que la cantidad de personas mutiladas, violentadas sexualmente y la alta cifra de detenidos se han desarrollado bajo flagrantes violaciones a los Derechos Humanos.

El parlamento, intentando apaciguar las aguas y aprovechando el momento histórico, decidió poner en marcha un acuerdo para un plebiscito que permitiera cambiar la Constitución que heredamos de la Dictadura. Este acuerdo, ideado entre las cuatro paredes del Congreso no fue capaz de calmar las movilizaciones, puesto que no abordó el cese de la violencia policial. El mismo presidente, dos días antes del acuerdo, había jugado con las emociones de todos los chilenos y habitantes del territorio, al hacer esperar una cadena nacional por más de dos horas, instalando entre periodistas y analistas políticos la idea de una nueva militarización y despliegue del Estado de Emergencia; situación que finalmente no ocurrió y frente a la cual el mandatario se refirió en su discurso, afirmando que había optado por diálogo y no la fuerza, como si fuera una  especie de sacrificio por el cual deberíamos agradecerle. Seguir leyendo

Repensar el Derecho a la Verdad, Justicia y Reparación en Chile desde una perspectiva de género

Por Natalia Bórquez, abogada y Consuelo Herrera, socióloga, ambas de ONG Amaranta.

Las violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos de las últimas semanas en manos de agentes estatales no pueden estar ajenas a un proceso de verdad, justicia y reparación que tome en consideración a todas las víctimas y especialmente a quienes históricamente han vivido violencia, como han sido las mujeres.

El reciente “acuerdo por la paz” no puede pretender ser tal si no contempla y asegura justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición para las víctimas y la sociedad. No pueden ser sólo gestos, saludos a la bandera o anuncios sin peso, se necesitan garantías reales y concretas para que nunca más vuelvan a ocurrir estos hechos en el país, tal como lo plantearon hace 40 años aquellas/os que lucharon contra la dictadura cívico militar en Chile y que hasta el día de hoy siguen trabajando porque se reconozcan los delitos de lesa humanidad cometidos contra miles de detenidas/os, torturadas/os y desaparecidas/os. Seguir leyendo

Tercera semana de crisis en Chile: Nos quieren cerrar los ojos a balazos

Reporte por Cecilia Ananías y Karen Vergara, periodistas de ONG Amaranta.

Más de veinte días suman las movilizaciones en Chile, ante un Gobierno que se niega a escuchar y a dar respuestas. Su negación de la crisis ha quedado de manifiesto en entrevistas como la que dio el el presidente Sebastián Piñera el martes 5 de noviembre en  BBC Mundo. En esta instancia, no solo negó que Chile fuera el país más desigual de América Latina, sino que, además, defendió el uso del toque de queda y afirmó que las fuerzas policiales intentaban negociar antes de usar medidas represivas. Al ser confrontado por la periodista, quien dijo haber presenciado in situ las protestas y la violencia policial con los manifestantes pacíficos, el mandatario afirmó haber “estado allí”, marchando, haciendo vivo el recuerdo de distopías donde la información es tergiversada al antojo de quienes tienen el poder.

Dos días después de estas declaraciones, y haciendo caso omiso a las recomendaciones internacionales, Piñera anunció que se tramitaría en el Congreso una nueva agenda de seguridad. Asegurando que había escuchado «con atención y humildad las manifestaciones de los chilenos», agregando una batería de medidas que fortalecerían las fuerzas del orden para «combatir la delincuencia». Entre los componentes del proyecto, se contaban ley antisaqueos, ley antiencapuchados, persecución a quienes enciendan barricadas, aumento de la vigilancia aérea, persecución a «violentistas y vándalos», creación de una oficina de abogados específicos para perseguir los «desórdenes públicos»,  estatuto de protección a las fuerzas de orden y seguridad, creación de equipos especiales para mejorar la “prevención de los delitos» y modernización de la inteligencia policial; la misma que fue públicamente interpelada, luego de que se filtraran documentos mostrando que Carabineros vigila a activistas medioambientales, dirigentes sindicales y hasta agrupaciones feministas. Seguir leyendo

A 10 días de la crisis en Chile: Cómo volver a la normalidad, si aún no se seca la sangre

Informe de Cecilia Ananías Soto y Karen Vergara Sánchez,
periodistas de ONG Amaranta.

(*) Esta nota fue escrita el martes 29 de octubre y estamos contando la crisis desde el sábado 19, que fue cuando se sumaron a las movilizaciones distintas ciudades del país. Mas, las protestas comenzaron antes en Santiago.

Hace diez días que el descontento social en Chile reventó en forma de gritos, cacerolazos y barricadas, movilizando a millones de personas. Fue así que “el jaguar de Latinoamérica”, como los economistas chilenos en los años 90’ describían a nuestro país, se sacó la máscara, revelando que solo era un lugar donde la desigualdad se acumulaba bajo la alfombra, ante la pasividad de sus habitantes y la ceguera de sus autoridades.

Las movilizaciones explotaron con tremenda fuerza, ante un Gobierno atónito, siendo calificado por la Primera Dama, Cecilia Morel como “alienígena”. Su primera respuesta: declarar Estado de Excepción y sacar a fuerzas policiales y militares a las calles, en directo enfrentamiento con los y las manifestantes, que fueron víctimas de disparos y fuerte represión por parte de Carabineros.

Habían transcurrido menos de tres días de Estado de Emergencia y el mismo presidente, Sebastián Piñera, afirmó que se trataba de “una guerra”, aunque el enemigo solo sostuviera letreros, cucharas y ollas. El saldo de esta decisión: 20 personas muertas (información corroborada hasta este momento), más de 3.500 personas detenidas, 1.100 personas heridas, según informaciones desde el Gobierno e informes del Instituto Nacional de Derechos Humanos, hasta la mañana del martes 29 de octubre. Además de esas cifras la Defensoría de la Niñez, señala que 19 niños, niñas y adolescentes recibieron impactos de perdigones, 18 fueron víctimas de daño físico y más de 240 fueron detenidos.

Pero eso no detuvo las movilizaciones: a pesar del cansancio de las continuas marchas y el miedo y angustia por la represión, el viernes 25 de octubre se logró convocar a la marcha más grande de Chile, la cual reunió a más de 1 millón doscientas mil personas, solo en la capital; escenario que se repitió en regiones y ciudades de todo el territorio. Las calles se vieron desbordadas de protesta, en postales que pasarán a la historia. Con esto se probó que, a pesar de los continuos intentos por criminalizar las manifestaciones, estas siguen siendo representativas del malestar que aqueja a todos los chilenos y chilenas: la profunda necesidad de una vida digna, donde no esté privatizado cada derecho social. Las movilizaciones han sido descritas como las más convocantes luego del plesbicito que terminó con la dictadura de Augusto Pinochet. Seguir leyendo